Pekín ha decidido que, una vez más, los músicos extranjeros no son apropiados para tocar en el país. Igual que ya sucedió con Björk, Oasis o los Rolling Stones, esta vez ha sido Bob Dylan la víctima de la censura del gobierno chino. Y es que parece que las autoridades comunistas temen que los artistas extranjeros critiquen su política y, de esta manera, cambien la opinión de su sumiso pueblo. Así que todo aquel que parezca tener cierta simpatía por la causa tibetana no es bien recibido. Por lo que pueda pasar.
Después de que se denegaran los permisos para los conciertos de Dylan en Pekín y Shangai, el músico ha cancelado toda la gira, que incluía conciertos en Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán.
Estaría bien que, aprovechando este acto de censura, los diferentes países rescataran el tema, esta guerra de China contra El Tíbet. Parece ser que ya todo el mundo se ha olvidado de lo que pasó hace pocos años, pero lo cierto es que la situación allí no ha cambiado. No nos olvidemos.
S.
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